Nos encontramos viviendo en un mundo donde la mayoría de las noticias nos informan sobre crisis económicas, problemas de salud, conflictos emocionales y situaciones difíciles en distintos países. Parece que el estrés y la preocupación se han convertido en estados comunes para todos. Ante este panorama, es fácil pensar que el mundo está en un declive irremediable, pero ¿qué pasaría si, en lugar de enfocarnos solo en lo macro, prestáramos más atención a lo micro?
Esta mañana me crucé con una pareja que caminaba cargando una mesa y una caja envuelta en papel de estaño. Parecía que iban a trabajar, pero lo que me llamó la atención fue su discusión. El hombre le decía a la mujer: “Así como eres tú, que no te dejas, así yo también me voy a empezar a defender. Si crees que me espantas, no. Ya no voy a aguantar más esta situación”. Me hizo pensar en cuánto tiempo de nuestra vida perdemos en discusiones, conflictos y dinámicas que solo nos desgastan.

La frase “Lo que sucede en lo macro, sucede en lo micro” tiene un profundo significado en este contexto. Se relaciona con la ley de correspondencia de la filosofía hermética (El Kybalión), que plantea: “Como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera”. Esto nos lleva a reflexionar que los patrones de conducta que ocurren a gran escala (macro) se reflejan en nuestras relaciones más cercanas (micro).
Nos preocupamos por la violencia global, por la inestabilidad política y económica, pero ¿qué sucede en nuestro entorno inmediato? ¿Cómo manejamos los desacuerdos con nuestra familia, nuestra pareja o nuestros compañeros de trabajo? Queremos cambiar el mundo, pero seguimos ignorando la forma en que nos relacionamos en lo cotidiano. Mientras estemos desunidos como familia, en nuestras relaciones personales y laborales, perderemos la fuerza necesaria para enfrentar los desafíos reales del mundo.

Recuerdo una conversación con una persona que me contaba sobre su hijo, un joven enfermero que comenzó a trabajar en una institución gubernamental. En poco tiempo ascendió rápidamente en su puesto. Su madre, sorprendida, le preguntó cómo lo había logrado. Él respondió: “Mientras las enfermeras se peleaban y perdían el tiempo en discusiones, yo me enfocaba en trabajar, y por eso me reconocieron más rápido”.
Esta anécdota me lleva a una pregunta clave: ¿Cuánto dejamos de avanzar porque estamos distraídos en conflictos innecesarios?
Desde un punto de vista personal, veo cómo los grandes poderes, como Estados Unidos, pueden tomar decisiones estratégicas para su beneficio, mientras en muchos otros lugares seguimos distraídos en discusiones pequeñas, en luchas de poder familiares y en conflictos sin resolver. El caos que vivimos en lo micro se refleja en lo macro, y viceversa.
Si queremos un mundo mejor, debemos empezar por transformar nuestra manera de relacionarnos en lo cotidiano. En lugar de seguir sumergidos en la queja y la frustración por lo que ocurre a gran escala, podríamos preguntarnos: ¿Cómo estoy contribuyendo a un ambiente de respeto y entendimiento en mi propia familia, en mi comunidad y en mi trabajo?
Si cada uno de nosotros pone atención en mejorar lo micro, tal vez el mundo no parezca tan caótico después de todo.
Quizás te preguntes: ¿y cómo puedo transformar mi enojo, mi desacuerdo y mi necesidad de control ante las cosas? Porque si hay discusiones, es porque no cedo, no reconozco o no tengo empatía. Aquí te dejo una tarea para comenzar este proceso de transformación:
- Observa tus reacciones: Durante una semana, lleva un registro de las situaciones que te generan enojo o desacuerdo. Anota cómo reaccionaste y qué emoción predominó.
- Practica la empatía: Antes de responder en una discusión, pregúntate: ¿Cómo se siente la otra persona? ¿Por qué está reaccionando así?
- Respira antes de actuar: En momentos de tensión, detente, respira profundo tres veces y luego decide cómo responder.
- Expresa en lugar de imponer: En vez de decir “tienes que…”, intenta expresar cómo te sientes y lo que necesitas de manera clara y sin agresión.
- Haz una pausa de reflexión diaria: Dedica 5 minutos antes de dormir para revisar tu día y notar si hubo alguna mejora en tu manera de gestionar el enojo y los desacuerdos.
Transformarnos no ocurre de la noche a la mañana, pero cada pequeño cambio en lo micro suma para generar un impacto en lo macro.

people about to match two pieces of puzzle, metaphor of being close to a solution