¿Cómo vives tu día a día?
Quizás dentro de ti está la búsqueda de sentirte en paz, de alcanzar la felicidad. Por supuesto, ¿quién no desea sentirse feliz y tranquilo? Todos los seres humanos lo buscamos o nos lo preguntamos cada día.

Hace unos días di una plática inspirada en el libro El arte de amargarse la vida, de Paul Watzlawick, y quiero compartir contigo algunas reflexiones que me hicieron mucho sentido. Tener conciencia de cómo nuestros pensamientos, creencias, actitudes, exigencias, reproches, culpas y “películas mentales” nos impiden vivir en tranquilidad es un primer paso hacia el cambio.
🔍 Te invito a observarte:
Lamentablemente, esta búsqueda de perfección muchas veces nos lleva a postergar por miedo e inseguridad. Buscamos certezas absolutas que no existen. Y mientras esperamos la seguridad total, la vida pasa… sin esperarnos.
Watzlawick nos muestra que una de las trampas más comunes es quedar atrapados en el pasado. Y no me refiero solo a los recuerdos, sino a las emociones que cargamos sin soltar: enojo, tristeza, culpa, nostalgia. A veces quisiéramos cambiar el pasado o revivirlo, pero eso no es posible. Lo importante es hacer consciente cómo ese pasado repercute en nuestro presente, impidiéndonos avanzar.

Tal vez digas: “No es tan fácil soltar el pasado”. Y es cierto. Pero también es necesario reconocer qué no te permite soltarlo. A veces estamos tan enfocados en lo que falta o en lo que salió mal, que dejamos de ver lo que hoy sí está bien.
Como dice Anthony de Mello: “No estás triste, solo estás dormido”. Es decir, no estás viendo lo que hoy la vida te ofrece.
Otra trampa cotidiana es querer controlarlo todo. Pensamos que, si no lo hacemos, las cosas se saldrán de control. Pero el control excesivo genera tensión, y tarde o temprano, todo se desordena.
Aceptar que no todo depende de ti es un acto de valentía. Puedes influir, pero no poseer. La paz llega cuando sueltas… y confías.

Y tal vez te pase también que crees que siempre debes ser fuerte, que no puedes mostrarte vulnerable. Esa fachada de fortaleza puede hacerte ignorar tus necesidades emocionales, y eso termina en un colapso.
El verdadero poder está en permitirte ser humano. Sentir, llorar, pedir ayuda… no te debilita, te fortalece.
Recuerda que el camino hacia el bienestar emocional puede ser desafiante, pero vale la pena.
Si alguna de estas reflexiones te resonó, obsérvate con honestidad. Date la oportunidad de ser flexible y transformar lo que hoy te está limitando.
Mereces estar en paz.
Mereces vivir tranquilo.
Watzlawick nos invita a ser empáticos y tolerantes con nosotros mismos. Porque muchas veces, somos nuestros peores jueces. Tal vez ahí podamos entender por qué controlamos tanto: por miedo a la crítica.
Así que sé amable contigo.
Como dice la reflexión: el cambio comienza por uno mismo para que lo demás pueda cambiar.
Atrévete a vivir de otra manera, decidiendo por ti mismo lo que quieres sentir y experimentar, incluso en medio de la incertidumbre del mundo.
“No siempre podemos elegir lo que ocurre, pero sí podemos elegir cómo vivirlo.”
“Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.” – Viktor Frankl
“Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestro poder para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y nuestra libertad.”
