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#Opinión

Mujeres: el poder de nuestra voz

Las mujeres vivimos en una diversidad que traza nuestros caminos, historicamente así ha sido y comprenderlo es escuchar las voces de todas.

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Las mujeres vivimos en una diversidad que traza nuestros caminos, historicamente así ha sido y comprenderlo es escuchar las voces de todas: las que antecedieron la lucha por el reconocimiento pleno de nuestros derechos y las que ahora resisten y siguen luchando por ello. Comprender las diferencias que nos enarbolan y nos hace ser quienes somos, cuestionar la esencia de nuestro ser, sentir incomodidad, rechazo, procesar el desprecio de nuestros pensamientos e ideas -contrarias al sistema que nos educó y el papel que el patriarcado nos ha impuesto-, y así encontrar nuestra voz.

 

“Hacer valer el orden de la naturaleza para justificar nuestra inferioridad”, diría Simone de Beauvoir, una inferioridad que es descrita no solo como biológica sino también como mental y emocional, justificante para que coloque en el foco todas y cada una de nuestras acciones y decisiones e incluso nuestros derechos. Pero acaso ser diferentes ¿es malo?. Esta pregunta ha rondado en la cabeza de todas aquellas mujeres que han interpelado a la sociedad para nuestro reconocimiento y esa es justamente la respuesta: somos diferentes, hacemos las cosas diferente, sentimos diferente y pensamos las cosas de forma diferente, pero ser diferentes en nuestra diversidad no está mal.

El recorrer los rieles de nuestro contexto desde los inicios de la enunciación propia es necesario y lo encontramos en ensayos tan potentes como el de Silvia Federicci y Calibán y las Brujas y cómo el Estado y la iglesia nos encasillaron en el papel reproductivo por convenir así a sus intereses económicos y de control social; rememorar el camino de Mary Wollstoncraft y Olympe de Gouges en la que pugnaron por el reconocimiento de nuestros derechos políticos en medio de la revolución francesa; comprender que las protestas de las mujeres y la clase obrera se llegaron a equiparar y que mujeres como Flora Tristán lucharon doble para que fueran reconocidos nuestros derechos como mujeres y como mujeres trabajadoras.

 

Las diferencias nos han marcado socialmente, en algún punto el movimiento feminista también ha tenido sus propios intereses y acudido a necesidades y visiones individuales, la disyuntiva entre estar en el hogar y cumplir un papel impuesto o luchar por el reconocimiento pleno de nuestros derechos en algún punto dejaron fuera a mujeres en un sistema de clases y razas que responde a la burguesía y la esclavitud y que fueron enunciados por la voz poderosa de Sojourner Truth, y su discurso “¿Acaso no soy una mujer?, sumando a la lucha a mujeres afrodescendientes y racializadas y haciendola una lucha interseccional.

“Lo personal es político”, acuñado por Kate Millet, a principios de los setenta y utilizado como lema en la segunda ola del feminismo, traza otra pugna, la de la decisión sobre nuestros derechos reproductivos y sexuales, sumando voces de poderosas feministas como lo fue Andrea Dworkin quien rompe otro paradigma y es una lucha que se esgrime hasta el día de hoy y es incluso la generadora de las más aberrantes olas de violencia.

 

La historia se escribe y se reescribe y en México son muchas las voces que han enunciado las necesidades que tocan cada una de nuestras historias, las violencias que el día de hoy nos atraviesan, las acciones imperantes para parar las desapariciones de miles de mujeres y niñas, para tener acceso a trabajos dignos y salarios justos, para vivir en entornos seguros que nos permitan desarrollarnos y ser realmente libres y vivir sin miedo.

 

Y es que en medio de una crisis civilizatoria y en donde como todas las revoluciones que han atravesado el mundo y han producido cambios a nivel global, nos encontramos ante un nuevo paradigma y una enorme oportunidad de cambiarlo todo. Una utopía, la gran utopía en donde tengamos un mundo más justo, más amoroso, igualitario, un mundo que nos reconozca, un mundo que respete nuestros derechos y los derechos de las personas historicamente discriminadas.

 

“Quiero que todas las mujeres en México despierten y siembren en su corazón la necesidad de organizarse.”

Comandanta Ramona.

Elvira Janett Lucio Duana es feminista en deconstrucción, mamá, intraemprendedora, miembra de Aúna, consultora en innovación social y en proyectos de emprendimiento, y editora de La Biblioteca Estelar. Estudió Relaciones Internacionales y tiene una maestría en Administración Pública. Fue miembra de la Asociación Mexicana de Medios de Comunicación, asesora del COMCE Estado de México, asesora de asuntos multilaterales en la Coordinación de Asesores de la SECTUR Federal y colaboró con Jorge Castañeda Gutman.

#Opinión

El triunfo de Trump y la guerra en Ucrania.

El triunfo de Trump redefine la geopolítica; guerra, armas y negociaciones marcan el futuro de EE. UU. y Ucrania.

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El pasado 5 de noviembre se declaró el triunfo de Donald Trump como presidente de Estados Unidos de América cuyo resultado responde a discursos y una agenda conservadora, pero más que eso de una falta de comunicación y desencanto de la clase trabajadora en su percepción de los resultados económicos del gobierno de Joe Biden.

Donald Trump Presidente electo de los EEUU.

Donald Trump Presidente electo de los EEUU.

La arena internacional no recibió el triunfo con sorpresa, pero sí con expectativa por sus múltiples declaraciones públicas entre las que destacan la guerra de Rusia contra Ucrania y su amplia crítica al apoyo del gobierno demócrata al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski y el costo de la guerra para Estados Unidos.

Conflicto de Rusia - Ucrania

Conflicto de Rusia – Ucrania

Lo que si sorprendió fue la decisión del aún presidente Biden, en el marco de la Cumbre del G20, quien autorizó a Ucrania el uso de misiles tácticos de largo alcance para atacar territorio ruso después de que se confirmara la participación de soldados norcoreanos en una incursión en territorio ucraniano y que profundizaría lo que desde el inicio de la guerra contra Ucrania en 2022 se ha intentado evitar y es un conflicto de mayor alcance.

Presidente de EEUU, Joe Biden en la G20 de Brasil

Presidente de EEUU, Joe Biden en la G20 de Brasil

Estados Unidos ha sido el mayor proveedor de armas a Ucrania, quien desde el inicio de la guerra ha recibido equipos por un valor de $55.500 millones de dólares. Solo al principio de este año, la Cámara de Representantes aprobó un paquete de $61.000 millones en ayuda militar, con la finalidad de que Kyiv pueda combatir la invasión rusa.

La llegada de Trump a la presidencia a finales de enero definirá el escenario geopolítico en el que sus decisiones sobre el papel de Estados Unidos en la OTAN, sus directrices de financiamiento, y sus declaraciones acerca de poner fin a la guerra en un periodo corto de tiempo, apuntalan a presionar a Zelenski a ceder una parte de su territorio y sentarse con Rusia a negociar la “paz”, pese a las recientes declaraciones de Zelenski y los análisis internacionales que auguran que seguirá la línea de aislamiento del líder ruso.

Lo cierto es que las guerras son y han sido históricamente una fuente de financiamiento internacional y prosperidad económica para los fabricantes de armas, quienes son los mayores ganadores en los conflictos bélicos y nos deja siempre con una pregunta, cuando las guerras no son solamente armadas, en un contexto económico volátil y complejo como el de los últimos años, ¿a quién le conviene la guerra?

Industria Bélica

Industria Bélica

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#Opinión

Justicia para Melanie

Melanie sobrevivió un intento de feminicidio. La violencia contra las mujeres sigue presente, es hora de actuar. #NoMásViolencia

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La semana pasada, Melanie, de 20 años, fue brutalmente atacada por su pareja, Christian de Jesús N, quien está prófugo de la justicia desde el 31 de octubre. Presuntamente en estado de ebriedad, el agresor la golpeó durante una fiesta a la que asistieron juntos. Fue entonces cuando su amiga Dana intervino para defenderla (¿qué sería de la vida sin esas amigas?).

Con fracturas en la mandíbula, nariz y ojo izquierdo, Melanie es una sobreviviente de un intento de feminicidio. Aunque en el momento se llamó a las autoridades, Christian no fue detenido porque no existía una orden de aprehensión en su contra. Hoy, este agresor es buscado por tentativa de feminicidio.

Durante mucho tiempo, este delito fue minimizado y calificado como “lesiones dolosas”; al no ser letal, las víctimas quedaban vulnerables a una reincidencia hasta ser asesinadas. Un caso emblemático es el de Abril Pérez, asesinada presuntamente por órdenes de su exmarido. Su historia, junto a otras similares, está documentada en “Las Sobrevivientes Olvidadas por la Justicia”, de Gloria Piña.

Fiscalía General de Justicia del Estado de Tamaulipas

Fiscalía General de Justicia del Estado de Tamaulipas

Cada día ocurren 10 feminicidios en México, pero desconocemos cuántos intentos quedan sin denunciar. Existe una cifra negra de más del 90% en delitos de violencia contra mujeres que no se denuncian, aunque ocurren todos los días. Debemos abrir los ojos ante esta realidad.

El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres en honor a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas políticas asesinadas en 1961 en República Dominicana por oponerse al dictador Rafael Leónidas Trujillo. La erradicación de la violencia implica extirparla de raíz, como comenta Marilú Rasso, directora ejecutiva de Espacio Mujeres. Esto significa desmantelar las desigualdades, mandatos sociales, estereotipos y roles de género, así como miedos e inseguridades profundamente arraigados.

Marcha por el día internacional de la mujer en México

Marcha por el día internacional de la mujer en México

La violencia se define como el daño intencional hacia otra persona. Según la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, abarca cualquier acción u omisión basada en el género que cause daño psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte, en el ámbito privado o público. De acuerdo con la ENDIREH 2021, el 70.1% de las 50.5 millones de mujeres mayores de 15 años en México ha sufrido algún tipo de violencia en su vida. Considerando la normalización de muchos actos violentos, esta cifra podría ser aún mayor.

La violencia es una forma de control, una imposición de dominación sobre los cuerpos y espacios femeninos. Se expresa desde actos sutiles, como el control sobre la vestimenta, horarios, amistades y finanzas, hasta manifestaciones violentas como amenazas, insultos y agresiones físicas. Aunque la violencia en el ámbito privado es cada vez menos normalizada, sigue existiendo. Existen también violencias estructurales que limitan la autonomía de las mujeres, como la brecha salarial y las barreras de acceso a créditos e inversiones. Dar autonomía a las mujeres es dotarlas de medios para ejercerla.

Fuerza y empoderamiento de las mujeres en la lucha contra la violencia

Fuerza y empoderamiento de las mujeres en la lucha contra la violencia

A medida que las mujeres ganan poder de decisión, crece también la resistencia de ciertos sectores. Cada paso hacia adelante en la deconstrucción social genera reacciones adversas. Sin embargo, por ética, libertad e igualdad, no podemos ceder. Los 16 días de activismo contra la violencia de género en noviembre son solo el comienzo: debemos luchar y concienciar todos los días, desde todos los frentes. Es esencial evitar más casos de violencia como el que sufrió Melanie y fomentar la sororidad, para que cada mujer pueda contar con amigas como Dana, quienes la acompañen, defiendan y apoyen.

Los 16 días de activismo contra la violencia de género en noviembre son solo el comienzo

Los 16 días de activismo contra la violencia de género en noviembre son solo el comienzo

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Contemplar y perrear no están peleados

¿Nos estamos perdiendo la oportunidad de ser conmovidos? Una reflexión sobre el arte, la nostalgia y el valor de lo cotidiano.

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Como todo buen adicto a scrollear, un buen día me apareció una entrevista de un señor cuya respuesta a qué le gusta hacer fue: “Sí, a mí me gusta llorar por las tardes”. El entrevistador le pregunta por qué, y nuevamente el señor, con una contundencia brutal, responde que le parece muy lenitivo… que ablanda o suaviza, pues.

Sus principales estimulantes de la lágrima son Chet Baker y la nostalgia, también la idea de que la vida —su vida— se va a acabar.

Chet Baker tocando la trompeta

Chet Baker tocando la trompeta

Me considero una persona con una curiosidad inagotable; y en ella existe la cotidiana actividad de buscar estímulos de toda clase. Sin duda, mi favorito es aquello que conmueve. Me parece una gran actividad sentarse los sábados por la tarde a sentir. Normalmente mi algoritmo me arroja ese tipo de contenido por las noches y, de pronto, muy de vez en cuando, me aparece algún reel o publicación que toca mis fibras más sensibles: algo sobre el amor, la muerte, mis padres o mis amigos. Antes de dormir, una lagrimeada y ya está.

Me parece una gran actividad sentarse los sábados por la tarde a sentir.

Me parece una gran actividad sentarse los sábados por la tarde a sentir.

Quizá es muy boomer de mi parte, pero siento que nuestra generación (30-35) y las generaciones subsecuentes se están perdiendo la gran oportunidad de ser conmovidos. Tal vez nuestra poca capacidad de concentración no nos permite contemplar lo que nos rodea, y mucho menos contemplarnos a nosotros mismos. Insisto, quizá es un romanticismo cursi mío, pero a medida que avanzo en la vida disfruto más de una novela o película que cuenta algo cotidiano y no tanto de alguna historia política o revolucionaria con una gran producción.

Es difícil encontrar obras nuevas cuyo origen sea una proto-emoción, porque la mayoría de lo producido hoy solo busca entretener y pasar el tiempo. No digo que esté mal, solo que nos estamos perdiendo de una experiencia muy hermosa y humana en lugar de engendrar algo que trascienda nuestras barreras emocionales.

Después de siglos de arte y cultura, tenemos poemas, canciones, pinturas y reflexiones que nos pueden conmover. Solo hay que buscarlos. Se me vienen a la mente grandes canciones como King de Florence + the Machine o buenos poemas de Whitman. Lamentablemente, ya no es mainstream, y lo mainstream definitivamente no busca causar esa bruma emocional que golpea y nos deja vulnerables, con la piel expuesta a las sensaciones de estar vivos. Por otro lado, las mega producciones están más enfocadas en que perreemos hasta el piso. No me atrevo a decir que los artistas del momento son malos —¿quién soy yo para juzgar?—, pero estoy seguro de que Ozuna no me va a dejar llorando un sábado por la tarde.

Florence + the Machine en concierto

Florence + the Machine en concierto

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