En el marco del Día de la Juventud, el domingo 10 de agosto se llevó a cabo la Rodada y Carrera por la Paz y contra las Adicciones, un mensaje vivo contra los estigmas. Ese día, México amaneció con sus calles transformadas en ríos de bicicletas y pasos firmes. No fue una simple carrera ni una rodada más: fue un grito colectivo por la paz, un llamado de las juventudes para dejar atrás la sombra de la violencia y pedalear hacia un país con justicia y esperanza.

Nos decían “ninis”, apáticos o irresponsables, pero no olviden que históricamente hemos sido las y los jóvenes quienes hemos tomado la batuta para encabezar movilizaciones que derivan en cambios sociales monumentales. Hoy, como ayer, no nos quedamos al margen: somos motor de transformación, fuerza organizada y esperanza colectiva.
Esta actividad formó parte de una jornada nacional que impulsamos desde el IMJUVE y la CONADE, con el respaldo de instituciones como la Secretaría de Bienestar, la SEP, los Centros de Integración Juvenil y el IMSS Bienestar. En todo el país se organizaron 109 carreras y rodadas en los 32 estados, sumando más de 780 kilómetros recorridos y la participación de más de 120 mil personas de todas las edades. Es la prueba viva de que, cuando hay organización y voluntad, las juventudes mexicanas pueden movilizarse con fuerza y convicción por causas que importan.

Desde el IMJUVE impulsamos esta rodada no solo como una actividad deportiva o recreativa, sino como un recordatorio vivo para las y los jóvenes: los espacios públicos son nuestros, y debemos habitarlos, defenderlos y transformarlos. Cada avenida tomada por bicicletas, cada parque ocupado por risas y pasos firmes, es una declaración de que la calle es lugar de encuentro, organización y libertad.
Recuperar el espacio público es también recuperar nuestra voz y nuestro derecho a vivir sin miedo. Como dice el Presidente Andrés Manuel López Obrador, “solo siendo buenos podemos ser felices”. Y como ha dicho la Presidenta Claudia Sheinbaum, “la paz se construye con justicia”. Esa es la ruta, y la estamos pedaleando. La Cuarta Transformación no se limita a grandes obras o a reformas históricas: también se construye en gestos colectivos que siembran valores, fortalecen lazos y forjan comunidad.
Y que nadie lo olvide: las juventudes de hoy somos herederas de una tradición de lucha que no se conforma ni se rinde. Del movimiento estudiantil del 68, a la defensa de la democracia en 1988 y las movilizaciones por la paz y la justicia en los años más oscuros, la historia nos ha puesto siempre en la primera línea. Hoy, con la 4T, tenemos no solo la energía y la rebeldía, sino también el respaldo de un proyecto que nos abre las puertas para transformar de raíz nuestro país.

En cada rodada, se dibuja también la memoria de tantas luchas que abrieron camino para que hoy podamos vivir un México con esperanza. La paz no se decreta: se cultiva. Y en esta Cuarta Transformación, se construye desde las calles, con el sudor de la frente y la alegría del corazón, sabiendo que cada paso y cada pedal son parte de un mismo destino: un país donde el bienestar sea costumbre y la justicia, la norma.
