La toma de protesta de Donald Trump el día de ayer como presidente de Estados Unidos marcará el inicio de un mandato en el que habrá mayor polarización en derechos humanos y medio ambiente, tanto al interior del país vecino del norte como en su relación con México.
La continuación y endurecimiento de sus políticas migratorias, el retroceso de la acción climática a nivel nacional con la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París y el enfoque proteccionista, podrían generar diversos flancos de tensión con México y afectará no solo la cooperación bilateral de cara a la revisión del
T-MEC en 2026, sino que también tendrá un impacto negativo en los avances de la agenda de inclusión y derechos humanos.
México como país vecino, enfrentará desafíos significativos en la gestión de la relación bilateral, y buscará equilibrar la necesidad de cooperación con las diferentes aristas que generarán las órdenes emitidas por Trump, especialmente lo que respecta a migración, grupos criminales y aranceles, y se prevé un impacto profundo cuyas consecuencias marcarán el rumbo de la cooperación en América del Norte los próximos años y sin lugar a dudas, la política exterior de nuestro país.
Toma de protesta de Donald Trump
Derechos humanos y la agenda global.
Uno de los aspectos más controvertidos durante el primer mandato de Trump fue su actitud frente a los derechos humanos. Durante su administración, las políticas migratorias y el muro físico desplegado en la frontera norte y sur de México fueron dos de los grandes ejes de su agenda internacional, en ese momento sustentada por la pandemia de COVID-19 y de acuerdo con el discurso emitido el día de ayer, la cancelación de las citas programadas en el CBP One y el anuncio de redadas al interior de Estados Unidos, que consideran a los migrantes ilegales como criminales, plantea un panorama desalentador que afectará duramente la vida de las miles de personas que esperan la emisión de un permiso de entrada a Estados Unidos y que reafirma la intensión de usar a México como el receptor de las deportaciones masivas, lo cual generaría mayores desafíos humanitarios y la presión sobre las autoridades mexicanas para gestionar la migración.
El enfoque de Trump sobre los derechos humanos en el ámbito internacional es también un motivo de preocupación. Su nueva administración muestra una tendencia a respaldar regímenes autoritarios y alejarse como lo ha hecho en su mandato anterior, de organismos multilaterales de derechos humanos como la Organización de las Naciones Unidas y que en conjunto con su anuncio sobre la ideología de género y una agenda ultraconservadora que ha ido ganando terreno en los últimos años, podría debilitar los esfuerzos globales para promover la democracia, la igualdad de género y la justicia social.
Frontera México-EE. UU
Cambio climático y su retroceso.
Durante el primer mandato, Trump fue crítico sobre las acciones para combatir el calentamiento global y retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, y después de su anuncio el día de ayer de retomar este decreto, es evidente que continuará con estas políticas de desregularización, lo que podría tener efectos muy negativos de cara a los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático.
Lo cierto es que si bien a nivel nacional ha apuntalado ya su política, hay estados como Nueva York y California que tienen acciones muy profundas que podrían permear a nivel nacional.
Para México repercute directamente por la preferencia de Trump por combustibles fósiles que podrían hacer que los esfuerzos previstos para diversificar su matriz energética hacia fuentes renovables sean más difíciles, dado que muchas de estas iniciativas requieren cooperación tecnológica y económica de Estados Unidos.
Protestas por cambio climático
T-MEC y la relación bilateral
La renegociación del T-MEC en 2026 se avizora compleja por el panorama trilateral entre las tensiones y controversias con respecto a los derechos laborales y normas ambientales, así como la reciente renuncia de Trudeau como primer ministro de Canadá.
Si bien el T-MEC introdujo mejoras en cuanto a derechos laborales y protección ambiental, es probable que Trump busque hacer ajustes en el acuerdo para beneficiar a empresas estadounidenses. Esto podría significar mayores presiones para que México flexibilice aún más sus regulaciones laborales y ambientales, lo que podría afectar los derechos de los trabajadores y el cumplimiento de normas ambientales en sectores claves como la minería, agricultura y manufactura.
Además, en un contexto más amplio, el proteccionismo comercial de Trump podría generar una mayor inestabilidad económica en México, que afectaría a la economía formal y que podría resultar en mayores desigualdades y tensiones sociales dentro del país.
Reunión trilateral del T-MEC