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Violencia en contra de la mujer, la otra pandemia

Durante el último año en México, el feminicidio incrementó un diez por ciento.

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En México nos encontramos frente a más de una pandemia.

Estamos cara a cara con un fenómeno de violencia que nos roba miles y miles de vidas todos los años, pero no cualquier vida, vidas de mujeres. Una hecatombe de proporciones dantescas; una emergencia de la que el estado ha terminado por volverse cómplice al no tomar medidas proporcionales al nivel de la tragedia que se vive en nuestro país.

Otra de las enormes deudas del actual gobierno porque pareciera que en nuestro contexto social y cultural no solo se ha normalizado la violencia en contra de la mujer, sino que se permite. La indiferencia nos responsabiliza, la omisión nos hace participes; la desinformación, víctimas de un problema que se ha sistematizado y cuyas proporciones son realmente indignantes.

Según el Centro de Integración Ciudadana (CIC), de enero a agosto del año en curso, hubieron 190 458 llamadas por incidentes de violencia en contra de la mujer, lo que se traduce en 793 llamadas diarias; es decir, 33 por hora, solo de las mujeres que decidieron tomar el teléfono para pedir ayuda, de sus vecinos o familiares al percatarse del evento si es que esto sucede.

En promedio, una mujer da 8 señales de alarma antes de perder la vida a manos de su pareja.

Diana Lara, diputada federal por el distrito 6 de la ciudad de México.

Durante el último año en México, el feminicidio incrementó un diez por ciento, esto quiere decir que si antes morían en promedio 10 mujeres al día en nuestro país, hoy son 11.

Hemos normalizado las cifras de tanto repetirlas, pero no podemos dejar de exigir justicia y seguridad para las mujeres en México que están expuestas desde su nacimiento solo por su condición de mujer.

No son números, son seres humanos; madres, hijas, hermanas…

Visibilizar, concientizar e informar de esta vergonzosa situación es fundamental para atajar una problemática a la que debemos hacer frente todas y todos.

Ahora bien, mentiría si dijera que he encontrado una solución frente a un sistema que desensibiliza la figura de la mujer; a educaciones que durante siglos y siglos han mermado las posibilidades de las mujeres de ser libres en su toma de decisiones y plenas en la condición inherente de su género.

El problema no solo es un asunto de ideologías o procesos sociales de re significación de los sexos, sino el de una violencia que ya no se puede ignorar; que no debemos seguir permitiendo y que es obligación del gobierno —en materia de derechos humanos— erradicar. 

Por ello, a la par de la búsqueda de opciones desde la cámara de diputados, en alianza con un equipo especializado en psicología y derecho en materia de genero, así como de la mano de mis asesores, hemos creado una línea de atención integral a mujeres, las 24 horas, los 365 días del año, para todo el territorio mexicano.

Línea de atención integral para mujeres.

Consiste, en primera instancia, en una llamada de contención y emergencia, así como asesoría para cualquier mujer o niña que se encuentre en peligro, que quiera conocer sus opciones o las de un ser querido en condiciones de violencia física, sexual, patrimonial o económica, psicológica o de género en línea.

Hay que empezar por entender que a muchas de nosotras nos cuesta reconocer y nombrar la violencia como tal.

Es importante que las mujeres conozcan sus opciones y sus derechos en términos legales, económicos; también emocionales y de desarrollo personal.

Tenemos un equipo preparado incluso para localizar albergues para mujeres con sus hijos, o en caso de ser pertinente acompañarlas y guiarlas por el proceso legal que implica la denuncia en caso de ser su decisión.

Y dado que sé que llegar a la denuncia —aún en mi postura de legisladora— depende de un proceso absolutamente personal, hemos creado una línea absolutamente anónima y confidencial para que las mujeres que sufren maltrato sepan que esta es una alternativa; para que las que no lo sufren sepan que la hay y para que la cultura del aislamiento y abuso comience a henderse a la luz de saber que no estamos solas.

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