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Sheinbaum y los aranceles: ¿una estrategia de equilibrio o un juego arriesgado?

Sheinbaum enfrenta a Trump con diplomacia y firmeza. ¿Podrá su estrategia proteger a México de una guerra comercial?

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La política comercial de México ha entrado en una etapa crítica con la respuesta de Claudia Sheinbaum a las amenazas arancelarias de Donald Trump. La presidenta ha apostado por una combinación de diplomacia, firmeza y estrategias económicas internas para proteger a México de una posible guerra comercial con Estados Unidos. Sin embargo, ¿estamos ante una jugada calculada o ante un riesgo que podría salir caro?

Sheinbaum en un evento oficial

A pesar de la presión de Trump sobre la posibilidad de imponer aranceles del 25% a las exportaciones mexicanas y de lo delicado del contexto político y económico actual, la respuesta de la presidenta ha sido clara: México no se dejará intimidar. Anunció que, de ser necesario, habría represalias económicas contra productos estadounidenses y, al mismo tiempo, reforzó la seguridad fronteriza con el despliegue de 10,000 elementos de la Guardia Nacional. Esta medida busca calmar las críticas en Washington y evitar la imposición de aranceles.

La estrategia ha sido efectiva a corto plazo, pues las negociaciones lograron una tregua temporal, y Trump, por ahora, ha pospuesto la implementación de los aranceles. Sin embargo, la amenaza persiste, y depender únicamente de medidas reactivas podría no ser suficiente para México.

Aunque muchos señalan las acciones de Sheinbaum como parte de una improvisación, lo cierto es que ha tomado decisiones ágiles y ahora ha presentado el “Plan México”, una estrategia económica que busca reducir la dependencia del país de las importaciones chinas y fortalecer la producción nacional. En principio, este plan parece alineado con la exigencia de Trump de equilibrar la balanza comercial, pero su éxito dependerá de factores clave: inversión privada, incentivos reales para la industria y la capacidad del país para sustituir importaciones sin afectar los costos de producción.

Es un plan ambicioso, pero ¿es realista? La industria mexicana no puede transformar su modelo de producción de la noche a la mañana. Además, la incertidumbre económica podría frenar inversiones y hacer que las empresas prefieran esperar antes de comprometerse con esta nueva visión de desarrollo.

Integrantes de la Guardia Nacional de México patrullan la frontera con Estados Unidos, el miércoles 5 de febrero de 2025, en Ciudad Juárez. (AP Foto/Christian Chávez)

A pesar de la incertidumbre, la presidenta ha sabido manejar con temple esta crisis. A diferencia de sus antecesores, que optaban por una actitud más sumisa o evasiva ante presiones comerciales, Sheinbaum ha tomado una postura más firme, sin dejar de lado la vía diplomática. No obstante, la clave será mantener un equilibrio entre el discurso y la realidad económica.

Un error de cálculo podría generar efectos negativos en sectores clave como el automotriz y el manufacturero, altamente dependientes del comercio con Estados Unidos. Si la relación comercial se deteriora, México podría perder inversiones estratégicas y oportunidades de crecimiento.

Sin embargo, el reto de Sheinbaum no termina aquí. La relación con Trump seguirá siendo volátil, y México deberá prepararse para nuevas presiones en temas comerciales, migratorios y de seguridad. La estrategia debe ir más allá de contener una crisis inmediata y enfocarse en generar políticas a largo plazo que reduzcan la vulnerabilidad del país ante decisiones unilaterales de su principal socio comercial.

En este juego de ajedrez comercial, la presidenta ha movido sus piezas con inteligencia, pero aún está lejos de cantar victoria. La pregunta no es solo si podrá evitar los aranceles, sino si logrará transformar la economía mexicana de manera sostenible y realista.

La historia aún se está escribiendo.

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