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Segundo debate: sin sorpresas

“En los debates, el entretenimiento supera a las propuestas. Es tiempo de abordar la economía y el cambio climático con seriedad.”

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Después de casi dos años de campañas anticipadas, estamos a poco más de un mes de finalmente tener elecciones presidenciales y a juzgar por las encuestas, las cosas se han movido poco. El pasado domingo tuvimos el segundo debate entre las candidaturas por la presidencia donde presenciamos, de nuevo, ataques y pocas propuestas.

Los debates han sido romantizados como un ejercicio democrático para hablar de propuestas, sin embargo, hemos visto reiteradamente que de eso se habla poco y prevalecen los ataques. Los debates son momentos mediáticos en donde no vale la pena gastar el tiempo a detalle hablando de cómo podrán llevar a cabo X o Y acción, sino para aprovechar el reflector para mostrar quiénes son y demostrar tanto la capacidad de articular ideas como de improvisar.

A los espectadores nos gusta que nos entretengan, y los ataques ingeniosos generan interés. Demasiado ataque, sin embargo, nos aburre. Saber mantener el interés de los escuchas radica en mantenerse en ese sweet spot. Hasta ahora, en ninguno de los debates de esta contienda electoral se ha logrado llegar a ese punto.

En el segundo debate se abordó la economía, uno de los temas que siempre han estado en el top of mind del electorado (“it’s the economy, stupid”). Este sexenio, pese a decisiones cuestionables por parte del Ejecutivo, el crecimiento económico se mantuvo estable, aunque modesto, subió el salario mínimo (lo cual ayudó a mitigar la pobreza extrema), y no hubo excesivo endeudamiento. Sin embargo, la inflación fue una constante que disminuyó la calidad de vida de las mexicanas y mexicanos.

Claudia tuvo bastante material para defender al gobierno actual, sin embargo, se perdió un poco al vérsele descolocada ante los ataques de Xóchitl.  A Jorge Álvarez Máynez se le vio articulado y con buenas ideas, como el que sabe que sale a no perder nada. Todos se dirigieron a hablarle a su público, dándoles lo que quieren oír, ninguno buscó salir a convencer a los indecisos.

Ayer en el debate, el gran tema ignorado fue la sostenibilidad y el cambio climático. Ninguna de las candidaturas habló de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ni de la Agenda 2030: un atraso que tendrá que enfrentar con urgencia la persona que gane la contienda del 2 de junio.

Para hablar de nearshoring (termino que todas las candidaturas han usado hasta el cansancio) hay que hablar de sostenibilidad. Por citar un ejemplo, sería importante abordar la necesidad de contar con energías suficientes, asequibles y sostenibles para la industria. Sin embargo, este fue un tema olvidado en este sexenio y del cual no hablan con suficiente fuerza ni Xóchitl (una Senadora que fue muy crítica de la política energética de este gobierno), ni Claudia (quien en su gobierno impulsó proyectos de energía solar en la Central de Abastos y ha abordado el cambio climático desde la academia). ¿En qué momento nos tocará atender un tema que ya lleva un atraso de varios años?

La sequía, la escasez de agua, los veranos más calurosos e inviernos más fríos, así como los fenómenos naturales inusuales no han sido suficientes para que los políticos hagan su tarea. Tampoco, al parecer, lo han logrado las demandas ciudadanas. Será necesario que la próxima presidencia se enfoque urgentemente en generar un crecimiento económico sustentable, asequible y que no deje a nadie atrás, independientemente de que eso les genere rating o no.

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