A la última luz del 2021, de frente a un nuevo año —queramos o no— se presenta una nueva batalla con lo que ahora viene a ser un viejo enemigo; una nueva variante de COVID-19: el Ómicron.
El pasado 26 de noviembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) describió esta variante como “de preocupación”, debido a un número inusualmente elevado de mutaciones que tienen el potencial de hacer que el virus sea más transmisible y menos susceptible a la protección de las vacunas en los humanos.
Esta variante identificada por primera vez en Botsuana y Sudáfrica, sigue siendo, un mes después de la advertencia de la OMS, una “vorágine de incertidumbre” como bien fue nombrada en su momento por este órgano mundial. A pesar de que apenas empezamos a entender las diferencias entre esta variante y las anteriores, hay una serie de certezas que sí tenemos; si bien, las olas anteriores devastaron la economía, cambiaron la estructura laboral y social y desgastaron a la población entera psíquica y emocionalmente, todo esto nos ha dado un arma poderosa en la batalla en contra del Ómicron.
Decía Jorge Agustín Nicolás Ruiz (poeta y filósofo español), que quien olvida su historia está condenado a repetirla y nuestra historia con el COVID-19 está por cumplir en pocos meses tres años en México. Hemos aprendido a base de duras lecciones, de pérdidas irreparables y de un largo proceso, que la única manera de enfrentar esta pandemia es en comunidad. Esa es una característica bien arraigada en la cultura mexicana, la de la unión.
Baste recordar los sismos que han azotado nuestra capital para entender que nuestra cultura de la solidaridad, la conciencia y avenencia nos ha caracterizado siempre. También durante esta pandemia.
Esa solidaridad y unión será nuestra carta fuerte frente a este nuevo reto que sin duda todos quisiéramos evitar pero que toca fuerte a nuestras puertas en este principio de año.
La sana distancia, el lavado de manos constante y el “quédate en casa” que hemos aprendido y llevado a cabo con absoluta cabalidad, por mencionar algunas de las medidas sanitarias, en conjunto con la participación ciudadana, nos llevará una vez más a vencer esta nueva ola.
Todas y todos debemos apelar a nuestra generosidad, a nuestra responsabilidad y nuestro buen discernimiento, que nos caracterizó como sociedad desde un inicio, y que frente a una pandemia de semejantes proporciones, estoy convencida que será nuestra mejor opción.
Debemos, desde la legislación pero también desde la sociedad civil, instar a la población a vacunarse, a cuidarse y a cuidar de los demás por todos los medios que los órganos científicos más importantes del planeta nos han aconsejado.
“Sólo juntos podremos poner fin a la pandemia”, decía Antonio Guterres, noveno secretario general de las Naciones Unidas ysi bien su acertado enfoque iba dirigido a una visión política entre países, resulta igual a nivel social y local.
Pero a diferencia de hace casi tres años, cuando todo comenzó, esta vez tenemos muchas más herramientas y somos responsables de tomarlas, sabemos cómo se contagia el virus y qué medidas pueden evitarlo, también sabemos que si todos caminamos hacia un mismo lado saldremos nuevamente de esta trágica pero inevitable ola epidémica.