La escuela no es solo un lugar de aprendizaje académico para los niños. También es su segundo hogar: el sitio donde socializan, se alimentan, descubren sus habilidades y sueñan con un futuro distinto. Ahí pasan gran parte del día y, con ello, de su niñez.
Sin embargo, para miles de niños en la Ciudad de México —particularmente en muchas escuelas primarias públicas— esa experiencia ocurre en condiciones indignas. Los planteles requieren con urgencia mantenimiento mayor y remodelación.
Uno de los casos más dolorosos y alarmantes es el de la escuela primaria “Mártires de Tacubaya”. Los niños estudian entre:
Techos dañados
Varillas oxidadas y expuestas
Fragmentos desprendidos de trabes y columnas
Hundimientos en el edificio
Fracturas en escaleras y muros de carga
Barandales a punto de caer
Humedad y goteras dentro de las aulas
Salones inhabilitados por daño estructural
Pisos desocupados por riesgo de colapso
Para quienes viven esta realidad cada día, se trata de una vulneración directa a sus derechos más básicos: 👉 A la educación 👉 A la salud 👉 A la seguridad 👉 A un entorno digno
La precariedad en la infraestructura escolar no solo afecta la seguridad. También daña el aprendizaje académico, el bienestar emocional de los menores y la tranquilidad de las familias. Los niños y niñas viven con ansiedad. Los padres, con miedo constante ante posibles accidentes.
Las docentes, directivos y personal escolar también están bajo presión. Hacen todo lo posible para mantener a salvo a los niños y seguir ofreciendo educación de calidad… con recursos escasos.
Mártires de Tacubaya sobrevive en un contexto de desigualdad brutal: Mientras algunas escuelas acceden a programas y mantenimiento, estos niños sobreviven con lo mínimo.
Esta desigualdad no solo es injusta. Es producto de una fobia partidista que castiga escuelas según su ubicación o afiliación política.
🔴 Las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México deben entenderlo con claridad: El mantenimiento escolar no es un gasto. Es una inversión.
Todas las escuelas de la capital merecen condiciones dignas, sin distinción.
Cada peso invertido en una escuela segura y funcional es un acto de justicia para la niñez.
No basta con discursos sobre la importancia de la educación. 👉 Hay que garantizar las condiciones mínimas para que esa educación suceda.
🎓 Los niños merecen más que paredes en pie. Merecen espacios que los protejan, que dignifiquen su infancia. Una escuela no es solo un edificio: Es la base de una sociedad más justa.