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MASC: la otra cara de la Reforma Judicial.

La Reforma al Poder Judicial cambia la elección de jueces, pero los MASC se presentan como una opción eficaz para resolver conflictos mediante diálogo y acuerdos.

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El pasado 15 de septiembre se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Reforma al Poder Judicial, la cual establece mecanismos de representación directa de la soberanía popular para los cargos de Juez, Magistrada y Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Sala del Poder Judicial de la Nación.

Otro punto relevante de la reforma es la administración de la Justicia Federal, ya que se creará un Tribunal Disciplinario independiente, separado del Poder Judicial Federal, con la función de sancionar a sus integrantes.

Es importante destacar que los mecanismos de elección y participación son el eje central de la reforma, dejando de lado el análisis de fondo de los asuntos. Las personas que ocupen estos cargos tendrán representatividad, pero no necesariamente legitimación.

Lo anterior nos lleva a pensar que algunos asuntos podrían requerir vías alternativas de resolución, como los MASC (Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos). Estos métodos, no jurisdiccionales y eficaces, permiten que mediadores y árbitros expertos faciliten la resolución de conflictos mediante acuerdos, convenios y medidas reparatorias.

En este nuevo panorama, debemos ser propositivos. Los MASC buscan reposicionar a la abogacía en dos aspectos: 1) como expertos en Derecho que faciliten soluciones eficientes y profesionales, y 2) promoviendo el diálogo y acuerdos como una vía para resolver conflictos, atendiendo los intereses de las partes involucradas.

Aunque estos procesos no forman parte de la agenda oficial de la Reforma al Poder Judicial, representan una oportunidad para proteger los intereses de la ciudadanía mediante herramientas proporcionadas por facilitadores, que apoyen en áreas poco visibilizadas como el ámbito escolar, laboral, médico, e incluso interpersonal.

En conclusión, la función social de la abogacía debe enfocarse en construir instituciones que fomenten valores y dinámicas sociales que permitan la convivencia en armonía. La abogacía debe trabajar para atenuar el conflicto entre individuos y grupos, reconociendo la esfera jurídica de todos. La lucha por el reconocimiento de la profesión está en su ejercicio práctico, utilizando este momento para transformar lo contencioso en un enfoque dialógico, facilitando la armonización de intereses mediante acuerdos. Esta es una oportunidad para pacificar el país desde la comunidad, sin necesidad de intervención directa de una autoridad.

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