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La inclusión como derecho y como obligación de la sociedad

La verdadera inclusión se construye todos los días, en cada espacio y oportunidad que decidimos abrir.

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El 21 de marzo se conmemoran muchas cosas en nuestro país. Llega la primavera, celebramos el nacimiento de Benito Juárez y se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down. Esta conmemoración debiera ser un recordatorio permanente de la importancia de la diversidad en nuestra sociedad.

Desafortunadamente, la necesidad de conmemorar el día implica que el tema aún no tiene la visibilidad que merece y necesita.

El recordatorio es claro: debemos actuar para lograr la accesibilidad e integración plena de personas con discapacidad. Y esta convicción debe materializarse en políticas públicas, diseño urbano, programas de estudio, oportunidades de trabajo y acceso a espacios de diversión y ocio.

En México, más de un millón de personas viven con discapacidad intelectual, de las cuales un porcentaje significativo tiene síndrome de Down. La mayoría sigue enfrentando barreras que les impiden acceder plenamente a la educación, el empleo y la vida social. Estas barreras son físicas y sociales: desde la falta de materiales adaptados en las escuelas hasta la poca apertura en el mercado laboral.

Pero para que la inclusión sea un derecho que se cumpla, es necesaria la acción de los gobiernos y la voluntad de la sociedad. Sólo así podremos eliminar los obstáculos que impiden la participación plena de las personas con discapacidad.

La mayor parte de las calles de la Ciudad son intransitables para personas con movilidad limitada, el acceso en el transporte público no prevé ningún tipo de discapacidad y difícilmente hay personal capacitado para atender a personas con discapacidades de diferente índole. Además, debemos diseñar planes educativos que realmente integren a los niños con discapacidad intelectual, capacitar a las y los docentes para atender sus necesidades, evitar que los demás niños puedan ejercer violencias o exclusión, garantizar que existan oportunidades de empleo dignas y, sobre todo, transformar nuestra mentalidad como sociedad.

La discapacidad sigue siendo un fenómeno que mucha gente siente ajeno, ignorando que la mayor parte de nosotros, en algún momento de la vida, viviremos con por lo menos una discapacidad: motriz, intelectual, física. La discapacidad es mucho más frecuente de lo que pensamos y una sociedad que no sabe incluir a las personas con discapacidad perderá la posibilidad de integrar su talento, su perspectiva y su productividad.

Como legisladora, pero sobre todo como madre y ciudadana, creo firmemente que la inclusión es el camino para construir una sociedad más justa. Por eso, seguiré trabajando para hacer de nuestra ciudad un lugar más accesible para todos. No basta con conmemorar esta fecha una vez al año; la verdadera inclusión se construye todos los días, en cada espacio y en cada oportunidad que decidimos abrir.

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