Los tonos morados de las jacarandas que mostrarse en la Ciudad de México comenzaron a hacerse presente antes de lo esperando. Por ello, se han encendido alertas sobre los efectos del cambio climático en México.
Cada primavera boreal, las calles de la capital mexicana se pintan de violeta con el florecimiento de miles de árboles de jacarandas. Su espectacular colorido no sólo atrae la vista de los residentes y turistas, sino a aves, abejas y mariposas que encuentran en ellos alimento y abrigo.
Pero este año algo cambió.
Desde fines de enero, aun en pleno invierno, algunas jacarandas empezaron a florear tempranamente en varias partes de la capital. Prendiendo las alarmas entre los residentes y la comunidad científica, donde se han convertido en un símbolo del paisaje urbano.
Científicos locales han empezado a documentar el proceso para investigar qué tan masivo es, pero apuntan al cambio climático como el primer responsable.
“Siempre se ha observado que la jacaranda comienza a florear hacia finales de marzo, para la primavera, que es cuando se percibe ese cambio de coloración con las flores violetas”, dijo Constantino González, un investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).