Francisco Garduño quedó en impunidad, aunque bajo su encargo al frente del Instituto Nacional de Migración murieron 40 migrantes en la estación Lerdo-Stanton de Ciudad Juárez, Chihuahua.
El influencer Fofo Márquez recibió una pena de 22 años de cárcel y, aunque no mató a nadie, sí saltó a la infamia nacional por golpear en abril de 2024 a una mujer que tuvo la fortuna de cruzarse en su camino y pegarle a su auto.
Nuestra justicia es… caprichosa. Por decirlo de modo amable.
A los mexicanos les dio gusto ver al junior en traje de reo, pero no tendrán la misma satisfacción de ver a un burócrata rancio pisar un centro de readaptación social porque Garduño es un soldado del partido en el gobierno. Su ineptitud es un reflejo de la clase política que hoy está enquistada en el poder. Inédito caso de Rubén Rocha, gobernador de Sinaloa, que hoy es repudiado por su villana administración en un estado que lleva casi 150 días bajo fuego y donde han muerto más de mil sinaloenses en una guerra entre los “Chapitos” y “La Mayiza”.
Por eso, cuando a un soberbio le cae el peso de la justicia, todos suspiramos, aunque no se trate más que de un garbanzo de a libra.