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Esmeralda y el derecho a decidir

Esmeralda, 14 años, acusada de infanticidio tras un aborto espontáneo, refleja la injusticia hacia mujeres y niñas en México.

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Esmeralda, una adolescente de 14 años de Huimilpan, Querétaro, ha sido acusada de infanticidio tras sufrir un aborto espontáneo a las 36 semanas de gestación. La menor, víctima de violación, desconocía su embarazo hasta el momento del aborto. Según la fiscalía, el bebé nació con vida, pero la causa de su muerte fue asfixia.

En la conferencia matutina de ayer, la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que Esmeralda no debe ser criminalizada y pidió a la secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández, intervenir en el caso. Hace 17 años, se despenalizó la interrupción del embarazo en la Ciudad de México, y en 2021, la Suprema Corte declaró inconstitucional la penalización del aborto en todo el país. Sin embargo, en Querétaro aún se considera un delito. Además, este estado ocupa el tercer lugar en embarazos de niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años, con 278,557 casos, según cifras del INEGI.

Fiscalía desmiente que joven haya abortado en Huimilpan

Las mujeres en los 14 estados donde la interrupción del embarazo aún no es legal son tratadas como ciudadanas de segunda clase, pues no cuentan con los mismos derechos que el resto de las mexicanas. No pueden decidir si quieren ser madres y cuándo. La situación es aún más grave para mujeres con discapacidad, indígenas y afromexicanas en comunidades remotas y para niñas, adolescentes y víctimas de violencia sin recursos para viajar a otro estado o incluso para vivir dignamente, mucho menos para mantener a una criatura. Garantizar el derecho al aborto significa dar a las mujeres la posibilidad de decidir sobre su futuro. Sin embargo, este derecho no debe limitarse solo al acceso al procedimiento. La verdadera autonomía implica también una vida libre de violencias, acceso a independencia económica y la capacidad de romper el “piso pegajoso” que las mantiene en desventaja.

Garantizar el derecho al aborto es dar a las mujeres la posibilidad de decidir sobre su futuro.

La crianza se convierte en una condena cuando el cuidado recae exclusivamente en las mujeres y ni el Estado ni el sector privado colaboran para aliviar esa carga. Hoy, 29 de octubre, Día Internacional de los Cuidados y Apoyos, es un momento oportuno para reflexionar sobre la necesidad de desfamiliarizar y desfeminizar los cuidados. Garantizar a todas las mujeres la posibilidad de decidir sobre su cuerpo es solo el primer paso. El siguiente es asegurar que, si eligen ser madres, no vean limitado su crecimiento personal y profesional por la falta de corresponsabilidad en el cuidado.

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