El pasado jueves 16 de enero, con grata sorpresa y firme compromiso, asumí la Coordinación Nacional de la Comisión de Técnicas de Litigación y Oratoria Forense, una iniciativa de reciente creación por el Presidente del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México A.C., el Mtro. Arturo Pueblita Fernández.
Es para mí un honor y una gran responsabilidad aceptar este encargo, ya que el reto en materia de oralidad jurídica en México es significativo. Desde 2008, la abogacía inició una transición gradual hacia la oralidad en diversas áreas, pero aún queda pendiente el establecimiento de un estándar de competencias en litigación que permita certificar y homologar el desempeño profesional de los abogados.
Es importante destacar que el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México (INCAM) agrupa a un número significativo de abogados del país. Su misión principal es velar por el ejercicio ético y profesional de la abogacía, además de promover la formación continua y el respeto al derecho y la justicia. Esta institución regula la profesión legal, organiza actividades académicas y eventos, y brinda apoyo en la capacitación y formación de abogados a través de programas especializados.
Aunque la oralidad trae consigo numerosas ventajas, el verdadero desafío reside en garantizar un acceso eficiente a la justicia, lo que implica construir una defensa técnica adecuada y oportuna. Desde el INCAM, se buscará fortalecer la educación continua para estandarizar la práctica jurídica en todo el país. Actualmente, la capacitación no llega de manera uniforme a todas las regiones, por lo que es fundamental establecer una estructura educativa nacional que permita a los operadores jurídicos enfrentar los retos de la oralidad.
Los principales desafíos incluyen:
Desarrollar jurisprudencia especializada en el desahogo y construcción de alegatos.
Diseñar un modelo de argumentación estandarizado.
Crear estándares nacionales que evalúen el desempeño en audiencias.
Vincular a los abogados postulantes con la academia para nutrir los contenidos de enseñanza y revalorizar el papel técnico-especializado del abogado, más allá de la enseñanza tradicional de la dogmática jurídica.
Existen muchas experiencias valiosas de abogados y abogadas ejemplares que fortalecen la abogacía de prestigio desde el INCAM. Es momento de integrarlas en beneficio del país.
Agradezco profundamente al presidente del INCAM por esta oportunidad de continuar trabajando, junto con mis colegas, por el desarrollo de la abogacía en México.