Vas manejando, de noche. De pronto, escuchas el golpe seco en la llanta: otra vez caíste en un bache, y otra vez no lo viste por un charco. Sí, otra vez.
¿No que el “Bachetón” de la jefa de Gobierno iba a acabar con eso en toda la CDMX? ¿No que ese gran programa resolvería, por fin, el eterno problema de los baches en temporada de lluvias? ¿Y el resultado? Desabasto de asfalto en las alcaldías, promesas llenas de aire… y calles llenas de hoyos. El show fue espectacular, pero los baches siguen aquí.
Se anunció desde octubre —con bombo y platillo— un Bachetón que iría de alcaldía en alcaldía, como si fueran a resolver el mundo. Pero llegó la temporada de lluvias y, de nuevo, sufrimos en cada vía primaria. ¿Han pasado últimamente por Eje 6, después de Insurgentes? Está lleno de cráteres. ¿Vieron el bache monumental en Periférico Sur que el domingo paralizó todo al mediodía? ¿O qué tal Gabriel Mancera, donde las zanjas ya parecen parte del paisaje? La lista es inmensa y, con estas lluvias atípicas, peor.
Ahora hablemos del asfalto. Yo tengo muchas opiniones sobre cómo se maneja el tema. La jefa de Gobierno, aquel octubre, declaró:
“Cabe destacar que el material asfáltico que produce el Gobierno de la Ciudad, en su planta de asfalto, tiene la mejor calidad, durabilidad y manejabilidad, comparado con las empresas que producen asfalto en el mercado, y cuenta con todos los estándares ambientales y de uso que requiere esta tarea.”
Entonces yo me pregunto: ¿por qué seguimos teniendo este problema año tras año?
No me dejarán mentir: ustedes se acuerdan de antes, cuando los ejes viales se reencarpetaban por completo. Hoy, apenas y se rellenan los baches… cuando bien nos va. Ya no se ve esa atención integral a las vialidades. Ahora es puro parcheo, literal y figurado.
¿Cuánto tiempo más vamos a normalizar esta forma mediocre de resolver un problema tan constante? Un problema que nos cuesta dinero, que daña vehículos, que pone en riesgo a ciclistas, motociclistas y, evidentemente, a automovilistas.
Se han criticado mucho las acciones de ciertos actores políticos —y de otras personas sin cargo— que salen a tapar baches con asfalto en frío. Desde que la alcaldesa de Cuauhtémoc lo usó, el tema se volvió mediático. Y sí, puede tener ventajas técnicas (o eso dicen), pero no podemos seguir creyendo que los parches simbólicos sustituyen una política pública seria.
La ciudad necesita soluciones estructurales, duraderas y planeadas a largo plazo, no videos en redes sociales ni remedios exprés para la foto.
Yo veo a una ciudadanía desesperada por la atención a los baches durante la temporada de lluvias. Una ciudadanía que ya no quiere paliativos. Veo actores políticos que, con recursos limitados, intentan atender lo que pueden, como pueden y con el costo que implica, porque la ciudadanía merece una ciudad que no la haga padecer lo mismo, año tras año.