Desde hace años, el desabasto de agua parece un problema de nunca acabar, pero a últimas fechas esta situación ha empeorado. Según el INEGI, 1.2 millones de persones no disponen de agua entubada en México y la escasez de este preciado líquido en nuestra ciudad, es un problema que sigue escalando. El crecimiento inmobiliario y la estructura de distribución son algunas de las razones que provocan el desabasto del líquido en la capital de nuestro país, en donde 454 pozos surten aproximadamente 65% del agua que se consume todos los días para uso doméstico. Sin embargo, para entender la magnitud de esta crisis, habría que analizar primero cómo se surte el Valle de México de este recurso fundamental. Hablamos de una zona que, en un pasado no muy lejano, fue un lago.
En primer lugar, tenemos el Sistema Cutzamala, que aporta el 25% del suministro que se tiene en nuestra ciudad. Es la infraestructura más grande de abastecimiento del país en cuanto a agua potable, una de las más importantes del mundo y está compuesto principalmente por siete presas, un acueducto doble, un túnel que cruza el cerro de las cruces y otros sistemas complejos que convergen en túneles subterráneos y tuberías hasta nuestros hogares. Gracias a este sistema, cada segundo, se llenan 16 tinacos de mil litros en la CDMX.
Después tenemos el Sistema Lerma, que abastece a poco más del 10% de los hogares capitalinos. Ahora bien, el agua de estos sistemas entra por el poniente de la ciudad y aunque debería distribuirse a lo largo y ancho de la metrópoli, fluye con prioridad hacia el centro. El doctor Pedro Moctezuma, en una entrevista para Noticieros Televisa, explica que las principales delegaciones proveedoras de agua, son al mismo tiempo, las zonas con menor acceso a este recurso para sus habitantes y concluye que la infraestructura de distribución del agua discrimina gravemente al oriente y sur de la ciudad; es ahí donde debemos enfocar la atención de esta problemática; porque si bien que la mayor parte del agua que se consume en la capital se extrae de los pozos de agua de los acuíferos existentes en la misma ciudad, hay zonas en las que la falta de agua se ha vuelto una injusticia añeja.
La crisis de este recurso, ha venido creciendo hasta convertir a muchas alcaldías en lugares donde un servicio básico y que debería ser universal, se ha vuelto un lujo y hay zonas que pueden pasar hasta seis meses sin recibir una gota de agua. Esto, sin mencionar las épocas de pandemia. Todo esto convierte a este asunto en un problema de discriminación, puesto que quienes cuentan con menos recursos monetarios, son los más afectados con el problema del abastecimiento de agua y el problema se acentúa justo en las demarcaciones territoriales, colonias y barrios de mayor vulnerabilidad económica. Lugares en donde se paga el agua aunque ésta no llegue y donde se les otorga un “apoyo” mensual de una pipa que cuesta 350 pesos, y que se tiene que dividir entre todos los vecinos de un edificio. De acuerdo con el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, 335 colonias tienen servicio irregular del líquido.
La realidad es que cada vez se está consumiendo más agua de la que el sistema natural de las cuencas nos proporciona. El cambio climático, la deforestación, las fugas de agua, la mala distribución y la inconciencia son algunas de las causas fundamentales para este desastre, y con base en ello, les comparto algunas recomendaciones que todas y todos nosotros podemos hacer desde nuestros hogares. No importa si es poco o mucho, es nuestra obligación cuidar el futuro de uno de los recursos más importantes del planeta:
En México y en el mundo, el agua es de todas y todos, la necesitamos, y su preservación depende de nosotros, es nuestra responsabilidad cuidar y moderar su uso. El futuro del planeta azul depende ello.