Accesibilidad universal

Cuando hablamos de la Ciudad de México el panorama se presenta con enormes retos; por ejemplo, el 40% del total de la infraestructura urbana y del transporte público no cuenta con accesibilidad universal.

Desde el poder legislativo, el camino para cambiar a una sociedad en la que el 5% de la población vive con alguna discapacidad es un enorme reto. Desde la comisión de atención a grupos vulnerables tenemos enormes pendientes, y aunque la Ley de Accesibilidad para la Ciudad de México (2017) establece, entre otras cosas, accesibilidad a los entornos físicos e involucra a 15 dependencias. Una Ciudad que transite hacia la modernidad debe replantearse de manera urgente; generar un piso de derechos igual para todos, que considere las inmensas diferencias que hay entre nosotros. 

Este asunto es responsabilidad de todas y todos. Debemos replantearnos la normalidad, informarnos y cuestionar nuestro papel frente a una sociedad que necesita fomentar y proteger su diversida; además de convertirse en una sociedad plural; es decir, una sociedad en la cual los grupos organizados se multipliquen y diversifiquen.

Empecemos por la empatía y la sensibilización hacia la discapacidad existiendo desde la acción. Necesitamos el conocimiento de las medidas normativas, de los reglamentos y las leyes acerca de la accesibilidad. Consideremos también la distribución porcentual por causa de las personas con discapacidad, que son solo el 16.3%. Por otra parte, es necesario tomar en cuenta que el 83.7% de las personas con discapacidad la adquirieron en el transcurso de sus vidas a causa de algún accidente, enfermedad o simplemente por el paso de la edad y el desgaste producido en el cuerpo. Esta realidad nos involucra por igual.

Que los espacios estén habilitados para que todas y todos podamos acceder a ellos es fundamental y, en términos legislativos, ser inclusivos no es preferencial sino obligatorio.

Garantizar autonomía es la oportunidad de utilizar la diversidad para enriquecernos como comunidad y colocarnos como una sociedad verdaderamente moderna; con información que nos permita concientizarnos y compartir tal como lo dicen los derechos humanos y su universalidad.

Es importante brindar espacios para todos los tipos de discapacidad y condiciones físicas: mujeres embarazadas, personas con discapacidades visuales, motrices, auditivas, intelectuales o psicosociales, así como para aquellas de talla baja o de la tercera edad, a la par de concientizarnos y reaprender el vínculo que tenemos con las personas que viven en condiciones diferentes.

Es prioritario impulsar acciones desde la Cámara de Diputados que fomenten una educación integral para todas y todos; una que contemple el trato que le damos a este grupo vulnerable en nuestra comunidad. Esto incluye desde el lenguaje que usamos hasta la infraestructura que dignifique la condición humana que todos compartimos.

Es importante contemplar distintos tipos de escalones, lectura braile, cruces sonoros, espacios y medios de acceso al transporte público, entre otras muchas y diversas necesidades.

Como Diputada Federal de la 65 Legislatura y como secretaria de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables, junto con otros legisladores, exhortaremos al Gobierno de la Ciudad de México a cumplir con las verificaciones e inspecciones correspondientes, así como al presidente de la República a conceder estímulos fiscales a las personas físicas y morales que emprendan acciones benéficas para las personas con discapacidad, ya que la inclusión y la dignificación de los espacios debe verse reflejada en todos y cada uno de nuestros espacios públicos.

Con acciones concretas –bien planteadas– que contemplen nuestras diversas condiciones de vida; que los derechos humanos y su fomento equivalen a evolucionar como sociedad, que México está listo y nos debemos un mundo donde compartir las diferencias que finalmente habrán de enriquecernos.